Tocará votar

Desde hace unas tres semanas, el jefe supremo del ejecutivo español, José Luis Rodríguez Zapatero, anunció que las próximas elecciones a las Cortes serán el 9 de marzo. Visto así, parece que quede un mundo para esa fecha pero en un plis plas la tendremos encima. Seguro que los encargados de las distintas campañas y los periodistas que las siguen no compartirán esta sensación temporal mía y desearán que sea ya el 24 de marzo y se haya formado el nuevo gobierno, porque durante las campañas es un no parar de actos, de ir de aquí para allá siguiendo a las candidatos y entrando en cada boletín con "nuevas" informaciones.

En una semana, ZP disolverá las Cortes y se convertirá en presidente en funciones, a la espera de su deseada reelección. Mariano Rajoy, candidato del PP, afronta sus segundos comicios como electo, deseando que ningún factor externo pueda influir en los resultados finales, como pasó en la última ocasión (el fatídico 11-M les suena??).

De todos es conocido que el votante "popular" se moviliza a tropel como en otras épocas de oscuro recuerdo, mientras que a los seguidores socialistas hay que animarlos y motivarlos más y mejor para que acudan a las urnas. Ellos sabrán los porqués y después llegan los lamentos.

Sin datos en mi poder pero analizando la tendencia abstencionista de los últimos comicios, se intuye que, sin escandalos o fenómenos paranormales por medio, la sociedad no acudirá a ejercer su derecho a votar de forma masiva como si hacen para ir de rebajas o ver un partido de su equipo.

Preguntándose por los motivos, la ciudadanía confiesa que:

1- Se siente alejada de la política, que no tratan los temas que verdaderamente preocupan y que votar no sirve de nada.
2- No se siente identificado con ninguno de los candidatos ni su programa electoral.
3- No pasa nada si no voy a votar, los míos ganarán seguro (este pensamiento es ampliamente compartido).
4- La política les importa "tres p…" y que lo que quieren es mejorar su calidad de vida (eso lo queremos todos, hijo mío).
5- Está cansada de elecciones cada 6 meses (la verdad que llevamos un par de años que votamos hasta para el presidente de la asociación de vecinos).

Todas estas razones sumadas o una por una, provocan que gran parte de la sociedad decida "castigar" a la democracia y no acudan a las urnas. Voto de castigo lo llaman. Qué falacia más grande, que hipócritas ya que si no van es porque no les apetece perder 10 minutos en ir al colegio electoral y depositar un papelito con la lista del partido que más próximo te parezca o que más se acerca a proyectar el modelo de país que tu desearías.

Yo, como vengo haciendo desde que cumplí la mayoría de edad, ejerceré mi derecho a voto (para bien o para mal, útil o inútil, pero nunca en blanco) y posteriormente estaré atento a todas las informaciones para saber quien será el nuevo o renovado presidente del ejecutivo.
De este modo, mi voto me permitirá el derecho a queja, lamento, pataleta con las acciones, reacciones, decisiones o comportamientos de los políticos. Qué piensan cambiar los que siempre se quejan de los dirigentes y del país cuando pueden aportar un granito (pequeñisimo pero algo es algo) de arena pero pasan de todo y le dan la espalda a las elecciones?