Pos vaya periodista

Ladies and gentleman, hay días que uno duda de su verdadera condición de periodista. Me explico. Desde hace más de un año trabajo en un portal de Internet encargado de redactar noticias, agendas y entrevistas. De vez en cuando nos llega el encargo de elaborar un reportaje, como el del año internacional de la PAPA, pero tampoco da para dar saltos de alegría. Un "verdadero" periodista se desplazaría sobre el terreno para obtener más información sobre los hechos, conseguir opiniones/declaraciones y captar el ambiente, enriqueciendo tu pieza informativa y dándole un plus de valor.

Como ya digo no es mi caso ya que nos limitamos a imprimir las noticias de las distintas fuentes de información a las que estamos suscritos, las giramos y traducimos al formato Internet (con frases más cortas, ladillos, tablas y esquemas), y la acompañamos de alguna imagen representativa. En el caso de las Ferias, nuestro "funcionarismo " es aun más deleznable ya no nos desplazamos ni a las que se celebran en nuestra propia ciudad y nos limitamos a hacer una previa y un cierre con el número de asistentes, repercusión y datos económicos.

Como todo en la vida, hay momentos que este sedentarismo encaja con tus necesidades pero hay otros que ves como se te pasan los mejores años (sin obligaciones, pareja, hipotecas o hijos) y tu sigues calentando la silla. Estoy dejando de ser un periodista de raza? En una parte si, porque no me siento vinculado al día a día de un periodista de radio, prensa o televisión, pero por otro lado sigo teniendo curiosidad por las cosas, por la gente hasta el punto que me llegan a tachar de "cotilla". Mi respuesta es siempre la misma: -Es que soy periodista (acompañado de una sonrisa jocosa).

El sábado noche fue uno de esos días que te sientes extraño en tu papel de informador/cronista o periodista. A la vera de una cerveza hablamos de libros, reportajes y salió a colación un programa que hace Jon Sistiaga para Cuatro. No se cual de mis contertulios alabó el coraje del reportero para cruzar fronteras y jugarse el pellejo para que otros disfruten de la verdadera información in situ de la realidad de según que países. Como todo genero, y según el punto de vista del periodista, estos reportajes se pueden manipular, silenciando a unos o omitiendo imágenes.

A pesar de eso, me dio que pensar. Serviría yo para este tipo de periodismo? Tendría el valor de cubrir una guerra, golpe de estado o enfrentamiento entre la sociedad y el ejército? La experiencia de los años me ha confirmado que he sido dotado de ciertas gracias y habilidades pero entre ellas no se incluye la valentía y el heroísmo. Dado el caso de ser enviado a un conflicto bélico (con lo que me gusta la sangre) lo más seguro es que nutriera mis crónicas de la visión que me diera el balcón de la habitación del hotel. Además, con lo gafe que soy, bala que anduviera suelta fijo que iría a parar a un servidor, como si lo viera. Y eso que de pequeño quería ser bombero y salvar vidas. Tachamos cronista de guerra como opción de futuro.

La cerveza me abrió el apetito y me fui a cenar con mis compañeros periodistas. Alrededor de un provolonne, una pizza y una clara nos pusimos al día y confirme que de los cuatro que éramos, solo uno podía ser considerado un periodista de raza. Este hombre trabaja para una televisión local, daría la piel por ella (a veces le ha costado la salud) y vive el periodismo 24 horas al día. Se despierta, vive, duerme y sueña como un informador. Le jode si le chafan una primicia o no la ha dado el, alimenta y amenaza a sus fuentes (que son personas, no como mi caso) para ser el primero en obtener la información. Me hizo gracia ver como durante la cena le brillaban los ojos al pensar que cuando cerráramos la sesión correría a su ciudad natal para cubrir una redada policial que duraría hasta bien entrada la madrugada. Me quito el sombrero ante él pero cada uno es distinto, y le gusta lo que le gusta.

Una de mis premisas es que quiero tener tiempo para mi y los míos, que trabajo para vivir (se puede trabajar más o menos horas) y que huyo de aquellos que "viven para trabajar". Ese modelo de vida no me va.

Sigo buscando mi sitio en el mundo, el trabajo que me haga disfrutar, que me llene pero no me esclavice, y de mientas sonreiré cuando me digan "pos vaya periodista".