jueves, febrero 14, 2008

La maleta de Mr.Bean


Mañana a las siete y media a.m. cogeremos un vuelo para pasar tres días de asueto en las soleadas Islas Canarias. Bueno eso es lo que espero que sean pero las predicciones meteorológicas apuntan todo lo contrario. Siempre apetece salir por ahí aunque sea a un lugar donde ya estuve en mis últimas vacaciones pero había que aprovechar el día que me debían en el curro, así que a disfrutar donde sea.

Una vez comprado el billete y elegido un sitio donde planchar la oreja por las noches llega el difícil reto de hacer la maleta. En ese momento nos asalta la primera duda:

1-Visto lo tontos que se han puesto en los aeropuertos con las bolsas de mano y los líquidos, facturamos o nos subimos la maletilla con nosotros a riesgo que nos confisquen la colonia, la crema de afeitar y el shampoo??

En este caso, el hecho de que sólo se trate de una salida de tres días, facilita mi elección. Cogeré mi pequeña bolsa pret-a-porter y llevo el neceser en mi mochila junto a la cámara de fotos.

Cuando ya hemos decidido el tamaño de la bolsa, afrontamos el duro trámite de llenarla de cosas. Escaneo rápido a la ropa que tenemos en el armario y lo colocamos de la mejor manera posible para que no se arrugue y ocupe poco espacio. Os habéis fijado lo fácil que es cerrar la maleta al partir y lo ordenado que esta todo, en contraste con el caos que organizamos cuando recogemos la ropa al volver?

Recuerdo que cuando era un chiquitín mi madre hacia una lista de las cosas que me metía en la maleta para que no me dejara nada cuando volvía, pero siempre se quedaba algo por el camino. No hay como ser generoso y compartir tus prendas con los demás.

Además, pongas como te pongas, o te pasas de ropa o no llegas. Empiezas a meter camisetas como un poseso, pantalones, toallas, y te acabas dejando el pijama o alguna muda. Es una ley no escrita, pero sucede. Ya puedes repasarla que no te darás cuenta que estas olvidando algo que necesitaras allá donde vas.

El caso extremo es que quieras ser tan comedido que tendrás que repetir de camisetas, calcetines o darle las vuelta a los calzoncillos o, en su defecto, ir a pelo. No se si es por falta de costumbre pero es una sensación un poco "extraña" tenerlo todo tan libre.

Finalmente, afrontamos la última fase de la preparación de la maleta: el cierre. Ahí puedes sudar la gota gorda ya que en ocasiones están desafiando la ley del espacio queriendo colocar más ropa de la que realmente cabe. A menudo la gente se sienta encima de la maleta (cuidado con las prendas delicadas) o la cierran entre dos personas, una que aprieta y la otra que acompaña la cremallera.

Seguro que os ha ocurrido y te acaloras por momentos. Evidentemente descartas quitar ropa ya que seria de cobardes. Pobre incauto, no sabe que sufrirá las de Caín en el viaje de vuelta y tenga que recolocar la ropa sucia en su sitio y no le quepa la mitad de cosas.

Siempre te queda la solución de ir con lo puesto y hacer de "pretty woman" en tu lugar de destino, pero es poco aconsejable ya que se te disparará el presupuesto.

Ala, os dejo que la rica salsa canaria se llama "mojo picón".

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