Hacerse el guiri es fácil
Barcelona, aun sin AVE, me encanta. Me siento afortunado de vivir en esta ciudad tan soleada y que sonríe a sus visitantes con un clima acogedor. No recuerdo como debía ser la ciudad antes de los Juegos Olímpicos pero actualmente considero que es de los lugares de obligada visita para la gente de fuera.
Con las pegas de las megalópolis, Barcelona ofrece un sinfín de miradas, tanto para los amantes de la cultura, el deporte, la moda, la arquitectura, el ocio o simplemente para aquellos que pasean por sus calles o disfrutan de una paella o fideuà delante de la playa.
Soy y seré siempre de Barcelona. Por mucho que me alejo y viajo siempre hay algo que me recuerda a mi ciudad. No voy con los ojos vendados por los sitios, las aprecias y quisieras traerlas para la Ciudad Condal.
Como bien dice una frase, que de repetida da rabia, "los nacionalismos se curan viajando". En uno de mis viajes le di una vuelta de tuerca y propuse que "los nacionalismos-chovinismos se confirman viajando". Ya puedes descubrir ciudades fantásticas, llenas de encanto, de historia, románticas, abrumadoras (caso de Nueva York) pero siempre que me acerco a Barcelona con el avión se me cae la baba.
Es mi ciudad, me encanta, me tiene hechizado a pesar que viviendo en ella pasas por alto la belleza de un sinfín de cosas o lugares. La costumbre de pasar a diario por la Sagrada Familia, la Pedrera, la Plaza Cataluña, la Rambla de Canaletes, el Tibidabo, Montjuich hace que no las valoremos como se merecen porque forman parte de nuestro paisaje natural.
Por eso hay días, como el sábado pasado, que me hago el guiri y me dedico a recorrer a pie la ciudad, desnudo mi mirada de perjuicios y me reenamoro de Barcelona.
Salí el viernes pero me levanté relativamente temprano. Hacía un día soleado y se tenía que aprovechar, así que a lo Fraga y la "calle es mía" me vestí, me puse las gafas oscuras y con mi musiquilla me recorrí del Forum hasta Vía Layetana.
Por cierto, los findes comienzan muy temprano para las parejas con hijos. La playa estaba llena de niños jugando con la arena y los padres mirando y esperando a que se cansen.
Otros aprovechaban para correr por el paseo y hacer un poco de deporte. Parecía que el único despistado que no estaba allí ni por obligación ni por devoción deportiva, era yo mismo, y me miraban como: -Mira el guiri este que pasea perdido
Pues por extraño que les pareciera estaba disfrutando de mi ciudad, de un mañana radiante y, por la tarde, de un dolor de pies que no quieras ver.
Con las pegas de las megalópolis, Barcelona ofrece un sinfín de miradas, tanto para los amantes de la cultura, el deporte, la moda, la arquitectura, el ocio o simplemente para aquellos que pasean por sus calles o disfrutan de una paella o fideuà delante de la playa.
Soy y seré siempre de Barcelona. Por mucho que me alejo y viajo siempre hay algo que me recuerda a mi ciudad. No voy con los ojos vendados por los sitios, las aprecias y quisieras traerlas para la Ciudad Condal.
Como bien dice una frase, que de repetida da rabia, "los nacionalismos se curan viajando". En uno de mis viajes le di una vuelta de tuerca y propuse que "los nacionalismos-chovinismos se confirman viajando". Ya puedes descubrir ciudades fantásticas, llenas de encanto, de historia, románticas, abrumadoras (caso de Nueva York) pero siempre que me acerco a Barcelona con el avión se me cae la baba.
Es mi ciudad, me encanta, me tiene hechizado a pesar que viviendo en ella pasas por alto la belleza de un sinfín de cosas o lugares. La costumbre de pasar a diario por la Sagrada Familia, la Pedrera, la Plaza Cataluña, la Rambla de Canaletes, el Tibidabo, Montjuich hace que no las valoremos como se merecen porque forman parte de nuestro paisaje natural.
Por eso hay días, como el sábado pasado, que me hago el guiri y me dedico a recorrer a pie la ciudad, desnudo mi mirada de perjuicios y me reenamoro de Barcelona.
Salí el viernes pero me levanté relativamente temprano. Hacía un día soleado y se tenía que aprovechar, así que a lo Fraga y la "calle es mía" me vestí, me puse las gafas oscuras y con mi musiquilla me recorrí del Forum hasta Vía Layetana.
Por cierto, los findes comienzan muy temprano para las parejas con hijos. La playa estaba llena de niños jugando con la arena y los padres mirando y esperando a que se cansen.
Otros aprovechaban para correr por el paseo y hacer un poco de deporte. Parecía que el único despistado que no estaba allí ni por obligación ni por devoción deportiva, era yo mismo, y me miraban como: -Mira el guiri este que pasea perdido
Pues por extraño que les pareciera estaba disfrutando de mi ciudad, de un mañana radiante y, por la tarde, de un dolor de pies que no quieras ver.
2 comentarios:
Barcelona tiene poder! ciutat natal i del meu cor, tb compartit (un troset) amb L'H.
Jo tb veig Barcelona quan camino per altres ciutats, m'es inevitable; em va pasar a Dublin, em va pasar a Buenos Aires,...
El millor es caminar a mig matí, sol amb el sol reflexat a les balconades.
sort amb el teu repte de deixar de fumar!
jabo
Me sucede lo mismo, tu ciudad es hermosa, además se parece a la mía, Buenos Aires. Coruña también es hermosa, la recorro más que los de aquí porque me encanta recorrer los rincones de cada ciudad. Pero como la de uno no hay, lo entiendo perfectamente y me parece de diez que sea así. Sin fanatismos y con amor al terruño.
Saludos.
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio