miércoles, octubre 17, 2007

En blanco y automático

Hay días que seria mejor no levantarse de la cama, y hoy es uno de ellos. Me levanto deprisa y corriendo, aun somnoliento. Como es habitual me meto en la ducha de forma mecánica y, todavía a medio secar, me hago el café.

Normalmente me visto y acabo de preparar el tupper con la radio de fondo, ya sea al Basses o al Basté, pero hoy íbamos acelerados. Desde un hueco de la ventana oigo caer la lluvia pero supongo, primer augurio que será un día malo, que son sólo 4 gotas. Poco antes de las siete y media cojo el casco y me dispongo a salir. Con las prisas me olvido la comida en la nevera.

Enciendo la moto con normalidad y subo la rampa del parking. Como hombre del tiempo no tengo precio y compruebo que las cuatro gotas no son tales y que me quedaré empapado. No me da tiempo de bajarme y coger el metro. Llegaría tarde y un Viver es siempre puntual. Abrocho fuerte el chubasquero y la calle es mía. Durante el trayecto sigue lloviendo pero de forma muy fina. Cala un poco pero no es molesta. Para mis adentros me felicito de mi suerte por no haber pillado la tormenta, pero justo a cuatro calles de la empresa se cierra el cielo. Una cortina de agua se abre ante mis ojos y me deja calado como si me hubieran tirado un cubo encima. Dos semáforos en rojo y me escondo en una gasolinera.

Me giro y compruebo que una decena de motoristas han optado por pararse. En medio minuto se crean unos charcos de no te menees. Giro la llave y apagó la moto. Avanzar seria una tontería y me aseguraría, aún más, todos los números para pillar una pulmonía. Reniego de mi suerte ya que estoy a pocos metros de mi trabajo y por cinco minutos no me hubiera mojado. A todo esto son las ocho menos cuarto.

Aprovechando la pausa, chequeo mi chaqueta y maldigo que haya traspasado el agua. Dada la cercanía aprovechó un parón de la tormenta para avanzar. En nada, estoy aparcado y a salvo pero mojado como un pollito.

Aún no son las ocho y enciendo el ordenador. Tengo toda la empresa para mí, sólo estamos el jefe y yo. El silencio me ayuda a concentrarme en estos momentos y es cuando, habitualmente, actualizo mi blog. Me toco los tejanos que forman una segunda piel. A la velocidad de la luz hago un escáner mental de los temas plausibles. La inspiración ha huido al ver la lluvia.

Recuerdo las sabias palabras de Picasso, que he leído recientemente en un comment, y confió que la inspiración me llegue trabajando. Pasan los minutos, las horas y el trabajo diario no hace más que retardar la visita de mi musa. Los temas entran y se descartan a por su propio peso. Me siento aterrado como un escritor ante una hoja en blanco que se siente cada vez más bloqueado. No se de que pero quiero escribir, así que recurro al plan de emergencia: la escritura automática, " a raig" que decimos en catalán.

No añado más. Este es el resultado final. Podría ser mejor o peor, pero es auténtico.


4 comentarios:

Blogger Enric Tomàs ha dicho...

Interessant post fet 'a raig'. No obstant, per arribar cinc minuts tard un dia no crec que s'enfonsi el món. Tot i ser un Viver

3:02 p. m.  
Blogger Cisco ha dicho...

Tu sempre tan pragmàtic amic Tomàs!! cinc minuts per un Viver és una ofensa en toda regla!! i vostè és especialista en fer-me esperar, així que no em punxis, jajaja!

No obstant, celebro que el post hagi sigut del teu gust vist que el Boris va suscitar un dur debat posterior.

Salut!

6:23 p. m.  
Blogger Enric Tomàs ha dicho...

Prepuntualitat teva o impuntualitat meva al marge, insisteixo en què m'ha agradat el post pq el veig amb un cert aire de discurs monzonià, en que l'autor explica el procés de creació d'un text que a la llarga esdevé el text en sí. Sí, sí, m'ha agradat pq és fresc i àgil.

12:27 p. m.  
Blogger Cisco ha dicho...

No ho havia vist així però tens raó que potser pot tenir un origen monzonià!! o m'estas acusant de plagi?? jajaja

12:45 p. m.  

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio