jueves, abril 17, 2008

Música es…

Que gran invento el de la música. En días como hoy, lluviosos y grises, nos transportan a otro mundo o momento y nos permiten dibujar una sonrisa en nuestra cara o en el recuerdo.

Otras veces, las letras de las canciones son el altavoz de nuestras propias palabras, pensamientos o sentimientos, que un artista ha sabido captar y transmitir antes y mejor que uno mismo.

La música tiene el don de ofrecer un sinfín de sensaciones, abarcando desde la tristeza, ilusión, amor, cachondeo o reflexión.

De pequeño pensaba que ser compositor era un chollo y que las composiciones salían como churros. Así que ni corto ni perezosa me metía, como cada mañana, a la ducha e intentaba inventarme mis propias canciones. Dada mi nula capacidad para las melodías, tomaba prestada alguna música ya creada y le cambiaba la letra. Nunca llegué a grabarme (en el caso que existiera una grabadora acuática) pero de esos experimentos no se fraguo nada digno ni para el Fary.

Asumido que no sería nunca compositor ni vocalista de un grupo (quien me haya sufrido cantando lo sabrá), opté por hacer mías las canciones, identificándome con ellas y descubriendo historias cuotidianas en sus letras.

Cada momento tiene su música, su canción, su melodía, sus greatest hits. Te acompaña cuando viajas, las relacionas con un grupo determinado de gente, sucesos de tu vida (cómicos o truculentos) y con tus amigos o tu pareja.

Desde los compositores a los grupos corales, desde la lengua materna a la de un pueblo africano, la música tiene esa magia. A menudo, sin entender una palabra de lo que está diciendo, una canción nos relaja, nos hace reflexionar o te traslada a un rincón paradisíaco aun por descubrir.

Como muestra os dejo dos canciones (Mana y Coti) que me han acompañado en esta mañana lluviosa (bendita lluvia, por otro lado). Escuchándolas me he sentido querido y he soñado estar lejos de estas cuatro paredes desde donde escribo.





0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio