Enredado
Año 39 d.I.( después de Internet). El proyecto de red que en su momento nació con fines meramente militares ha revolucionado el mundo. Os habéis preguntado que sería de nosotros sin esta herramienta tecnológica?
Como trabajaríamos? Como haríamos nuestras consultas personales o profesionales? Como nos relacionaríamos con los amigos o conocidos que viven a miles de kilómetros o justo en la esquina?
Llevamos tan interiorizada la existencia de Internet que ya casi hemos olvidado como nos buscábamos la vida antes que se extendiera el uso de este servicio. Las Enciclopedias que pueblan las salas de estar de la mayoría de hogares españoles hace años que acumulan polvo y les presagio un desenlace luctuoso.
En pleno siglo XXI cuando tenemos cualquier duda recorremos sin dudarlo a Internet y en un 90 por ciento de los casos a "San google", o últimamente a la wilkipedia. Dudas como la fecha de nacimiento de Albert Einstein, la última película de Joselito, la talla de sujetador de Sofia Loren en la película "Matrimonio a la italiana", o el gentilicio de los habitantes de Cuenca, hallan fácil y rápida respuesta mediante la red.
Pero pero...,siempre hay un "pero", no nos fiemos de todo lo que sale publicado en Internet. Hay portales más veraces y otros que son más patilleros y que nos pueden conducir a error. Más vale invertir un par de minutos más y contrastar la información, ya que que según el uso que vayamos a darle a la respuesta el chasco o patada en el culo que nos vamos a llevar será de órdago.
Nuestra fuente de información más extendida en nuestros tiempos es la red. De donde has sacado esto? Respuesta del 90 por ciento de la gente: - Lo he leído en Internet!
Además, mediante este servicio y la irrupción de programas complementarios ya podemos bajarnos música, películas o nuestras series favoritas con sólo un link y apretando el ratón.
Las relaciones humanas y sociales también se han visto salpicadas por el boom de Internet. Hay gente que no necesita salir de casa ya que lo encuentra todo en Internet y desde su propio hogar. Se levanta y aún en pijama enciende el ordenador, en el supuesto que lo haya apagado la noche anterior. Con el café humeante consulta su correo y actualiza las tareas que tenga para ese día. Mientras "teletrabaja" abre multitud de pestañas y responde a los conocidos que le asaltan en el messenger.
Al mediodía decide cambiar el pijama por el chándal y se calienta comida en el microondas. No puede perder tiempo ya que su red de ciber-amigos se encuentra en @bullición a esas horas. Sus aceitosas manos golpean el teclado, que acumula una de mugre que no quieras ver. Para el café decide conectarse en red con otros internautas para una partida al "men of war" o algún juego de deportes. Dependiendo del nivel de los contrarios las partidas pueden alargarse escasos minutos o horas.
(A todo esto aún no se ha duchado). De vez en cuando mira de reojo el correo del trabajo para controlar que no se le escape algo urgente. Al cabo de un cierto tiempo, exhausto, decide relajarse y navegar por Internet. A lo tonto, se descarga libros, hace la compra en el Mercadona , puja por dos camisetas en E-bay y adquiere un pasaje de avión para Sebasttopol. Y todo desde casa, que comodidad-piensa.
Las agujas del reloj avanzan pero el ni se inmuta. El mundo, su cyber-mundo, esta allí y le da igual la hora que sea para el común de los mortales o si fuera luce el sol o cae granizo.
Una vez leí que las autoridades japonesas estaban preocupadas por la proliferación de jóvenes que no salían de casa y que se encerraban en su habitación con la mera compañía de su ordenador y la conexión a Internet. No eran uno, ni dos, ni tres, sino centenares, y los padres no sabían como desconectarlos y desenredarlos. Y como me enteré yo de esa noticia? Por Internet, de donde sino…....
Como trabajaríamos? Como haríamos nuestras consultas personales o profesionales? Como nos relacionaríamos con los amigos o conocidos que viven a miles de kilómetros o justo en la esquina?
Llevamos tan interiorizada la existencia de Internet que ya casi hemos olvidado como nos buscábamos la vida antes que se extendiera el uso de este servicio. Las Enciclopedias que pueblan las salas de estar de la mayoría de hogares españoles hace años que acumulan polvo y les presagio un desenlace luctuoso.
En pleno siglo XXI cuando tenemos cualquier duda recorremos sin dudarlo a Internet y en un 90 por ciento de los casos a "San google", o últimamente a la wilkipedia. Dudas como la fecha de nacimiento de Albert Einstein, la última película de Joselito, la talla de sujetador de Sofia Loren en la película "Matrimonio a la italiana", o el gentilicio de los habitantes de Cuenca, hallan fácil y rápida respuesta mediante la red.
Pero pero...,siempre hay un "pero", no nos fiemos de todo lo que sale publicado en Internet. Hay portales más veraces y otros que son más patilleros y que nos pueden conducir a error. Más vale invertir un par de minutos más y contrastar la información, ya que que según el uso que vayamos a darle a la respuesta el chasco o patada en el culo que nos vamos a llevar será de órdago.
Nuestra fuente de información más extendida en nuestros tiempos es la red. De donde has sacado esto? Respuesta del 90 por ciento de la gente: - Lo he leído en Internet!
Además, mediante este servicio y la irrupción de programas complementarios ya podemos bajarnos música, películas o nuestras series favoritas con sólo un link y apretando el ratón.
Las relaciones humanas y sociales también se han visto salpicadas por el boom de Internet. Hay gente que no necesita salir de casa ya que lo encuentra todo en Internet y desde su propio hogar. Se levanta y aún en pijama enciende el ordenador, en el supuesto que lo haya apagado la noche anterior. Con el café humeante consulta su correo y actualiza las tareas que tenga para ese día. Mientras "teletrabaja" abre multitud de pestañas y responde a los conocidos que le asaltan en el messenger.
Al mediodía decide cambiar el pijama por el chándal y se calienta comida en el microondas. No puede perder tiempo ya que su red de ciber-amigos se encuentra en @bullición a esas horas. Sus aceitosas manos golpean el teclado, que acumula una de mugre que no quieras ver. Para el café decide conectarse en red con otros internautas para una partida al "men of war" o algún juego de deportes. Dependiendo del nivel de los contrarios las partidas pueden alargarse escasos minutos o horas.
(A todo esto aún no se ha duchado). De vez en cuando mira de reojo el correo del trabajo para controlar que no se le escape algo urgente. Al cabo de un cierto tiempo, exhausto, decide relajarse y navegar por Internet. A lo tonto, se descarga libros, hace la compra en el Mercadona , puja por dos camisetas en E-bay y adquiere un pasaje de avión para Sebasttopol. Y todo desde casa, que comodidad-piensa.
Las agujas del reloj avanzan pero el ni se inmuta. El mundo, su cyber-mundo, esta allí y le da igual la hora que sea para el común de los mortales o si fuera luce el sol o cae granizo.
Una vez leí que las autoridades japonesas estaban preocupadas por la proliferación de jóvenes que no salían de casa y que se encerraban en su habitación con la mera compañía de su ordenador y la conexión a Internet. No eran uno, ni dos, ni tres, sino centenares, y los padres no sabían como desconectarlos y desenredarlos. Y como me enteré yo de esa noticia? Por Internet, de donde sino…....
2 comentarios:
Quan et donaran la columna que et mereixes!
seria article de dominical de diari! sí!
et deixo que haig d'apagar l'ordinador, no sigui que em doni per comprar al mercadonaonline!
ciao
Eps,la veritat que no ho entenc, perquè mira que els hi envio els articles, divendres sí i divendres també. Un tal Javier Antich, director de la Vanguardia (gent amb opinió, com el menda) em contesta que la seva línia editorial s'allunya de la sobrietat dels meus pots però jo ho seguiré intentant.
Quien la sigue, la consigue!
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